Wednesday, September 26, 2007

El Libro Mudo

Se conoce el especial desarrollo del simbolismo en la alquimia y el Libro Mudo o Mutus Liber – cómo es más conocido- es uno de los ejemplos más claros de ello. Esta obra es un antiguo tratado de alquimia, compuesto exclusivamente de imágenes y un par de frases al comienzo y final.
Para recolectar los frutos de esta generosa entrega, el lector deberá estar ya iniciado en la filosofía hermética, pues a estos “hijos del Arte” está dedicada. La humildad, por ello, es también beneficiosa: “Ora, lee, lee, lee, relee, trabaja y encontrarás”.

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Antes de entregar una de las planchas, mencionaré que circula en Internet una buena edición electrónica, editada y transcrita por el Cenáculo (http://pagina.de/cena). Corresponde a la Primera edición íntegra de la edición original de La Rochelle, de 1677 (en francés). Para mantener la estatura, los comentarios a cada plancha son de Eugène Canseliet F.C.H. (“discípulo” de Fulcanelli). La versión en español corresponde a la primera edición en lengua española publicada en 1981 por Luis Cárcamo, Editor.
Otras ediciones y comentarios han estado a cargo de grandes como Magophon (Pierre Dujols), Jean Laplace y Serge Hutín.

Y para entrar sin asco alguno en materia, abordaremos una dimensión de análisis particular. Para nuestro conocido Rubellus Petrinus, la clave de la interpretación de las imágenes del Mutus Liber se encuentra en las planchas IV y V (relativas a la etapa de recolección de rocío). RP nos advierte: “No resulta conveniente proseguir la Obra si no se entiende el significado simbólico ni el modus operandi de estas dos láminas ya que, sin su comprensión resulta completamente imposible entender las imágenes siguientes”.

(RP): La imagen es bien explícita y no deja lugar dudas. Se trata de la recogida del rocío por medio de sábanas de lino presas en estacas. En el centro de la imagen se observa un "cono" que representa la radiación cósmica. En la parte superior izquierda, la imagen del Sol y en su derecha la de la Luna. Os parecerá extraño ver en esta plancha la imagen del Sol, pues el rocío debe ser obligatoriamente recogido durante la noche, de madrugada, cuando es más abundante. Este factor nos muestra claramente que la luz que recibimos del astro nocturno es la luz solar que se refleja en la Luna y que se manifiesta como luz polarizada.

(EC) La cuarta estampa desvela, positivamente, uno de los más grandes arcanos de la obra física. El influjo cósmico, el abanico inmenso de franjas rectas, alternativamente rayadas y salpicadas, cae, desde el centro del cielo, de un punto que se sitúa entre el sol y la luna.
No hay autor que haya indicado tan sinceramente el agente principal del movimiento y de las transformaciones, tanto en la superficie como en el centro de la tierra. Es precisamente la intervención de este agente cósmico, quien diferencia a la alquimia de la química, orgullosamente empírica y paralela. El secreto se muestra hasta el punto importante, que Magophon hizo sin duda un esfuerzo muy grande contra sí mismo para disimularlo cuando acabó de escribir estas pocas líneas, sin embargo muy significativas:

Sin el concurso del cielo, el trabajo del hombre es inútil. No se injertan los árboles ni se siembra el grano en todas las estaciones. Cada cosa en su tiempo.

¡Pues bien!, sí, el cordero y el toro de la imagen, corresponden a los dos signos zodiacales, es decir, a los meses primaverales durante los cuales la operación que tiene por fin recoger la "flor del cielo", se realiza exactamente tal como se encuentra determinada en este lugar.

(RP) La recogida del rocío debe ser hecha durante la Primavera, entre los meses de Marzo a Mayo (Hemisferio Norte), como nos indica alegóricamente tanto el carnero del lado izquierdo de la imagen como la del toro en su derecha.
Pero... p
ara RP, es imposible recolectar por medio de sábanas el rocío que contiene la buscada sal. … …..

Saludos a los de senderos brillantes que se asoman al palacio del rey.

1 Comments:

Blogger Sergio said...

RP: Por eso, nosotros decidimos recoger el rocío en los prados cuya hierba estuviese lo más limpia posible de excrementos de animales y otros contaminantes. Canseliet parece ser de nuestra opinión:

Pág. 87. « Desde hace largo tiempo operamos diferentemente, al pasear, de preferencia sobre los cereales verdes, sobre los tréboles, las alfalfas y los piripirigallos, una tela de lino, anteriormente, numerosas veces y cuidadosamente, enjuagada con agua de lluvia. Importa, a buen seguro, que no se disuelva sal alguna de la colada y del blanqueado, por poca que sea, en el licor generoso que será enjugado. »
Pág. 88. « El ejercicio es banal, y consiste en retorcer a continuación el tejido embebido a saturación, a fin de exprimir y recoger el rocío, como lo hacen el hombre y la mujer que hemos visto en oración sobre la segunda plancha. »
Pág. 89. « Bajo el efecto del calor aplicado con sabiduría, gracias a su nitro sutil, el rocío exalta y ennoblece toda sal, cualquiera que sea, y, preferentemente, las que la naturaleza ha reservado para la Gran Obra. En compañía de esta pareja de fundentes salinos, la condensación nocturna sufre la acción del fuego fácilmente y sin daño. »

Canseliet es claro cuando dice que el rocío ennoblece cualquier sal, principalmente la "pareja" salina (fundente) usado en la vía seca del antimonio.
Se han comentado otros métodos más explícitos para recoger el rocío, como por medio de un deshumidificador del aire, etc. Destacaremos que el agua celeste nunca deberá tener ningún contacto con objetos metálicos.

6:31 PM  

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