Thursday, September 14, 2006

Ciclos astronómicos y Daniel.

Las consideraciones astronómicas en el trabajo alquímico, son algo ya muy documentado y por ello he escogido dos sentencias que exploraré en este ensayo. Espero disfruten como yo este tramo del viaje.


Sentencia 2:

“Después del ciclo de 315 años, el sol y la luna vuelven con una diferencia de 7 u 8 minutos de arco al mismo punto del ciclo donde partieron”



El autor de la sentencia es De Cheseaux, un conocido astrónomo que descubrió en marzo de 1744 el hermoso cometa que lleva su nombre (le percibió la primera vez en Lausana, Suiza).

Entre otros estudios De Cheseaux nos dejó una obra que se conserva en la biblioteca de Lausana, titulada: Observaciones sobre Daniel, el autor fue llevado a escribir sobre ese tema porque como dije, había descubierto el ciclo de 315 años después del cual el Sol y la Luna vuelven con una diferencia de 7 u 8 minutos de arco al mismo punto del ciclo de donde partieron. Esto tiene relación con el texto de Daniel, como veremos.

Primero vamos a un recorrido por las cifras y por Daniel para llegar luego de vuelta al ciclo de 315 años.


Una cifra que nos llega profusamente desde la Biblia es el 1260.

Se cita al respecto al libro de Daniel de las escrituras hebreo arameas (antiguo Testamento). El primer relato de Daniel habla de la fidelidad al Dios de Israel. En la corte real de Babilonia (es decir, en un ambiente completamente pagano con Nabucodonosor como rey), Daniel y sus compañeros de exilio deciden no mancharse comiendo alimentos que la ley de Moisés declaraba impuros, y Dios, en recompensa, les concede una salud excelente y una sabiduría superior a la de los magos y adivinos del rey. Daniel demuestra su habilidad par la interpretación de los sueños rey.

En la versión bíblica española utiliza en capítulo 4 la palabra “tiempo” para referirse a un año. Este término lo utiliza en las interpretaciones de los sueños del rey.

Algunos textos consideran que un “tiempo” es mencionado como un día y por tanto un mes de 30 días serían 30 años.

En el capítulo 7 Daniel nos cuenta de un sueño propio. Bestias, reinos, ancianos, es un clásico sueño sobre la batalla entre el bien y el mal. El cuarto y último reino de la bestia en la tierra, diferente a todos los otros, devorará a la tierra: “y tendrá intención de cambiar tiempos y ley, y serán dados en su mano por un tiempo y tiempos y la mitad de un tiempo. Y el Tribunal mismo procedió a sentarse, y su propia gobernación finalmente quitaron”. (un tiempo= 1 año; tiempos = 2 años)

En el último capítulo, el 12, se repite “Y en cuanto a ti Daniel, haz secretas las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. … y empecé a oír al hombre que estaba vestido con el lino, mientras él levantó su izquierda y su derecha a los cielos y a jurar por Aquel que está vivo para tiempo indefinido: Será por un tiempo señalado, tiempos señalados y medio”.

Entonces, un tiempo y tiempos y la mitad de un tiempo, ha sido interpretado como 1+2+1/2 año, es decir 3 años y medio. Así, 3,5 x 360 = 1260. Muy elaborado? Esperen…

Apocalipsis 11:2 “En cuanto al patio que está afuera del templo, échalo afuera y no lo midas, porque ha sido dado a las naciones, y ellas pisotearán bajo sus pies la santa ciudad por 42 meses” (42 x 30 = 1260)

Apocalipsis 11:3 “Y haré que mis dos testigos profeticen mil doscientos sesenta días vestidos de saco” (1260!)

Apocalipsis 13:5 “y se le dio una boca que hablara cosas grandes y blasfemias, y se le dio autoridad para actuar 42 meses” (nuevamente 42 x 30 1260)

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Ojo con el 42: y auque no he confirmado todo lo siguiente …

“….veremos que ya Orígenes, en sus Homilías sobre los Números precisa que las 42 estaciones que los hebreos pasaron en el desierto antes de llegar al Jordán, en busca de la Tierra prometida, representan un doble misterio: "Cristo descendió hasta nosotros a través de 42 antepasados según la carne, como por otras tantas estaciones, y es a través del mismo número de estaciones que los Hijos de Israel ascendieron hasta el lugar en que comienza la herencia prometida"

Fragmento de las "Homilías sobre el Exodo" de Orígenes, titulada: «El tabernáculo».
«Si alguno comprende bien la salida de los hebreos de Egipto, o el paso del mar Rojo, y todo el camino recorrido por el desierto, y cada uno de los 42 emplazamientos de los campamentos, si ha sido capaz de estas cosas y por eso ha recibido la Ley de Dios escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; si alguno, digo, llega a estas cosas según grados progresivos, de manera que cumpliendo en espíritu cada una de las etapas, ha conseguido también el crecimiento de las virtudes que en ellas se simbolizan, ése puede consiguientemente llegar también a la visión y a la comprensión del tabernáculo».

Y para otro momento dejaremos al Arco iris: “…El «Signo de la Alianza» o arco iris, y podemos advertir que 42 es precisamente el ángulo de refracción del rayo de "Sol" que penetra en la gota de "Agua".

También nos encontramos en que en la primera página del "Zohar", uno de los libros de la tradición hebrea, vincula el "signo de la Alianza" con el "Iris" o "Lirio", comentando que tiene 42 semillas.

Pero volvamos a nuestro ciclo.

También el Sol y la Luna, desde el punto de vista astronómico, tienen correspondencia con el número 42, que venimos tratando.

Esta relación la encontraremos cuando se establece su conjunción astronómica, es decir, cuando se producen los eclipses solares. Los eclipses de Sol, sólo pueden ocurrir en Luna Nueva, y cerca de los nodos de la órbita de la Luna.

El tiempo entre pasajes sucesivos de la Luna a través de sus nodos es llamado el mes Dracónico, y es igual a 27,2 días. El tiempo entre sucesivas Lunas Nuevas o Llenas, es llamado el mes Sinódico, y es igual a 29,5 días. Si tomamos 223 meses sinódicos y los comparamos con 242 meses dracónicos podemos ver que son casi iguales. Este período es el llamado Saros, y equivale a 18 años, 10 días.

Esto significa que los eclipses pueden esperarse en familias cuyos miembros están separados por ciclo de Saros. Durante este periodo de Saros se produce el mismo número de eclipses solares, concretamente 42.

Estos "Ciclos de Saros" los estudió Beda el Venerable (673-735) doctor de la Iglesia que se encuentra en la Santa Capilla. La cosmología de Beda está expuesta en su De Rerum Natura, y De Temporibus, tratado que nos interesa especialmente por citar los ciclos de Saros, relacionados con el número 42 y el calendario metónico, usado todavía por los judíos, en cuyo calendario, cada mes comienza en o cerca de la Luna.

Ahora, el número 315 mencionado en la sentencia al inicio de este ensayo, es precisamente la cuarta parte de 1260, número de Daniel.

Ya dijimos que el conocido astrónomo De Cheseaux había descubierto el ciclo de 315 años después del cual el Sol y la Luna vuelven con una diferencia de 7 u 8 minutos de arco al mismo punto del ciclo de donde partieron.

Siendo 315 una cuarta parte de 1260, De Cheseaux dedujo de ello que el período de 1.260 años debía ser también un ciclo luni-solar. En efecto, después de 1.260 años julianos, el Sol y la Luna vuelven, con una diferencia de medio grado, al mismo punto de la eclíptica.

De esta forma cualquiera que sea la significación intrínseca de la profecía de Daniel y otros textos bíblicos, los números que intervienen en ella corresponden a un ciclo astronómico extraordinariamente perfecto, y ese ciclo era presumiblemente desconocido para los hebreos de la época.

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Ahora, algunas versiones anuncian que, conforme a los cálculos resultantes de utilizar el ciclo de Daniel, da un valor al año trópico: de 365 días, 5 horas, 48 minutos y 55 segundos, que es el valor que hoy se admite, con 9 segundos de diferencia.

¿Quién pudo, pues, conducir a Daniel, concluye De Cheseaux, a aludir a periodos que tienen tan maravillosas relaciones con el movimiento de los astros?

En una carta fechada el 12 de junio de 1771, el sabio astrónomo Mairán escribía a propósito de esto a De Cheseaux:

«No hay modo de no estar de acuerdo en esas verdades y en esos descubrimientos, pero no puedo comprender por qué están contenidas en la Escritura».

En un hecho que no he confirmado, la Academia de Ciencias a consecuencia del informe de Cassini habría declarado que todos los métodos seguidos para el cálculo de los movimientos del Sol y de la Luna se deducían del ciclo de Daniel y de la llegada de los equinoccios y del solsticio al meridiano de Jerusalen, bien demostrados y perfectamente conformes a la astronomía más exacta.

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Como sea, astros, símbolos y números están danzando alrededor nuestro…..
y así seguimos rasgando el velo.

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