Arabe, Islam y Alquimia
Algunas letras sobre una cultura misteriosa y bella, especialmente hoy, que la imagen del mundo árabe, el Islam y los musulmanes está mañosamente teñida en los medios masivos.
Por supuesto, hay que aclarar que el concepto de "mundo árabe" es más bien linguístico y que ha tenido una relación cultural e histórica con el Islam. La lengua árabe es la lengua divina, la del Corán. a la vez, muchos de los que forman la comunidad musulmana, no utilizan hoy la lengua árabe.
El arte alquímico llegó, según algunos estudios, desde China hasta Alejandría (cerca de lo que hoy es Irak), iluminando y acoplándose a una cultura que miraba en todo lo que le rodeaba -en medio de la arena- la obra permanente de Dios.
Es este aspecto el que me parece más relevante, pues creo que por este sentimiento, quizá la alquimia alcanzó un avance increíble.
Al igual que hoy, en esos años la alquimia corrió por dos vertientes, las que se han llamado espiritualista y la experimental.
Están ya muy documentados, los logros obtenidos en la metalurgia y el descubrimiento de múltiples ácidos y sales, el primer aislamiento de alcoholes, el desarrollo de sales, perfumes, esencias e innumerables tinturas y colores. Las extraordinarias obras de Geber y sus predecesores son una muestra de la consistencia que tuvo el Arte en la vida árabe. Este famoso alquimista árabe fue el primero en describir, hacia el año 1300, la forma de preparar dos ácidos fuertes minerales: el ácido sulfúrico y el ácido nítrico.
Por su parte, la contemplación y la transformación espiritualista tienen una expresión particularmente bella en el Islam.
Si contemplamos con apertura y nos dejamos llevar por las artes plásticas, la caligrafía, la música, la poesía y la literatura, podremos sentir el impulso de la materia que se ennoblece, que se supera. Así como en las mezquitas de Toledo y La Roca sentimos como en las manos de los constructores islámicos, la piedra se transforma en luz, expresando quizá la incesante creación divina que se comunica con el artista.
Este pueblo del desierto, como dice el poeta, transforma con su mirada el polvo del camino en oro.
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Muchas obras se habrán perdido y dañado en los recientes bombardeos que afectaron a milenarias bibliotecas, pero aún mayor es la pérdida del camino, del espacio y la paz que permitió por siglos que un pueblo se atreviera a reflejar con sus manos el impulso divino.
Por supuesto, hay que aclarar que el concepto de "mundo árabe" es más bien linguístico y que ha tenido una relación cultural e histórica con el Islam. La lengua árabe es la lengua divina, la del Corán. a la vez, muchos de los que forman la comunidad musulmana, no utilizan hoy la lengua árabe.
El arte alquímico llegó, según algunos estudios, desde China hasta Alejandría (cerca de lo que hoy es Irak), iluminando y acoplándose a una cultura que miraba en todo lo que le rodeaba -en medio de la arena- la obra permanente de Dios.
Es este aspecto el que me parece más relevante, pues creo que por este sentimiento, quizá la alquimia alcanzó un avance increíble.
Al igual que hoy, en esos años la alquimia corrió por dos vertientes, las que se han llamado espiritualista y la experimental.
Están ya muy documentados, los logros obtenidos en la metalurgia y el descubrimiento de múltiples ácidos y sales, el primer aislamiento de alcoholes, el desarrollo de sales, perfumes, esencias e innumerables tinturas y colores. Las extraordinarias obras de Geber y sus predecesores son una muestra de la consistencia que tuvo el Arte en la vida árabe. Este famoso alquimista árabe fue el primero en describir, hacia el año 1300, la forma de preparar dos ácidos fuertes minerales: el ácido sulfúrico y el ácido nítrico.
Por su parte, la contemplación y la transformación espiritualista tienen una expresión particularmente bella en el Islam.
Si contemplamos con apertura y nos dejamos llevar por las artes plásticas, la caligrafía, la música, la poesía y la literatura, podremos sentir el impulso de la materia que se ennoblece, que se supera. Así como en las mezquitas de Toledo y La Roca sentimos como en las manos de los constructores islámicos, la piedra se transforma en luz, expresando quizá la incesante creación divina que se comunica con el artista.
Este pueblo del desierto, como dice el poeta, transforma con su mirada el polvo del camino en oro.
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Muchas obras se habrán perdido y dañado en los recientes bombardeos que afectaron a milenarias bibliotecas, pero aún mayor es la pérdida del camino, del espacio y la paz que permitió por siglos que un pueblo se atreviera a reflejar con sus manos el impulso divino.
1 Comments:
Excelente reflexión sobre una religión y una cultura universales.
Saludos.
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